¿Cuál es el sentido de contar la historia de un gran fotógrafo a través de 136 imágenes elegidos entre todos aquellos en 60 años de la carrera? El sentido es: recorrer su vida, interceptando sus pasiones, percepción de su filosofía existencial y comprender su grandeza a través de su habilidad profesional y la originalidad de sus fotografías. A pesar de haber tenido a Robert Capa, Edward Steichen y Roy Stryker como consejeros, Erwitt consiguió su propio estilo, al mismo tiempo intimista, irónico, sorprendente, a veces impertinente y gentilmente irreverente, pero siempre técnicamente intachable. Mismo las fotos más sugestivas, sin embargo, están relacionadas con un momento ocasional, con el aquí y ahora de un lugar y de un tiempo, de la sonrisa espontánea en frente de una escena poco convencional o de un paradojo visual.
Odos sus trabajos han sido filtrados por el hemisferio derecho de su cerebro, todas sus imágenes son el resultado de una elaboración cerebral instantánea, que gracias al uso generoso de varias fotos, bloquean un momento que atrae su creatividad.
Entre todos los negativos hay siempre uno que representa un equilibrio perfecto entre la estructura compositiva y la visión. “Todos las fotografías deberían ser, si no perfectas, entonces, al menos bien equilibradas, gráficamente y geográficamente correctas”, Erwitt responde a una pregunta Angela Madesani “La composición es absolutamente fundamental y esencial para cualquier fotografía”. Su familiaridad con el mundo del cine no debe sorprender: en Nueva York él asiste a lecciones de cinematografía en New School for Social Research y más tarde él se traslada a Hollywood donde estará en el set de muchas películas. Erwitt muchas veces declara que ama Neorrealismo italiano Neorealism que todavía hoy considera el mejor. Él dice que aprendió mucho con Rossellini y Visconti, o por lo menos, que trató de inspirarse por el negro y blanco por el “realismo sin la artificialidad”.
“Un profesional en su trabajo y un aficionado por la vocación”, él ama la ironía sutil. El humor es algo innato en un fotógrafo. Es posible refinar la técnica, educar la estética y la composición, pero ciertamente es difícil mejorar la agudeza de percepción, la sagacidad del espíritu, la imaginación y la inspiración intelectual que crea fotos únicas. Además de tener una imaginación viva, Erwitt es dotado de una gran capacidad para estudiar a las personas, animales, objetos y la vida con ironía y desencanto, sagacidad e inteligencia, con un espíritu lúdico y refinamiento mental. Podríamos hablar de la ironía existencial que corresponde al deseo de tomar una distancia por lo que es habitual y convencional a fin de establecer una distancia entre él y las cosas que lo rodean. Las fotografías curiosas y graciosas, atípicas y no convencionales provienen, y también composiciones extrañas y extraordinarias, sin forzar: “Y quise fotografiar lo que vi; yo podría decir que es una especie de memoria de mis últimos 60 años. Algunas fotografías son parte de trabajos para los cuales fui contratado, mientras otras no son y fueron simplemente tomadas porque me gustaba tomar fotografías”. En su vida, Erwitt viaja y fotografía mucho, dando a la prioridad con el momento robado. Situaciones vistas por una lente imprevisible: “Las ideas vienen después de que usted ha tomado su fotografía. Pienso que fue así como las cosas entraron en la mayoría de las veces: tomé algunas fotografías siguiendo mi instinto y luego más tarde, hice algunas consideraciones”.
Maurizio Vanni