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La ciudad se viste de verde

Un color no es solamente una longitud de onda, sino también una idea, un pensamiento. Es un conjunto de sensaciones y convicciones que se forman dentro de una determinada cultura. En el contexto de la arquitectura moderna, el verde recuerda la naturaleza que las ciudades modernas han maltratado por muchos años, favoreciendo la expansión del cemento y del asfalto en lugar del césped y de los arboles, lo que es raro, precioso y deseable

Nico Zardo


Las pocas áreas urbanas que aún no fueron construidas son hoy objetos de gran atención por los arquitectos-jardineros que tratan de proponer oasis de vegetación, ofreciendo nuevas formas de vivir y disfrutar la ciudad. Uno de los ejemplos recientes más llamativos es el Puente de Jardín de Londres proyectado por Thomas Heatherwick: un nuevo puente de peatones con 366 metros que unirá las orillas de Tamisa, entre Temple y South Bank, dando lugar a un jardín colgante lleno con 270 árboles arbustos, trepaderas, márgenes y flores. Una superficie total de 6,000 metros, de los cuales 2,500 serán cultivados, creando un oasis de verde y de tranquilidad para un máximo de 2,500 visitantes. La culminación de las obras está prevista para 2018, pero ya se conocen las formas de como el puente jardín será usada: prohibido para ciclistas o para aquellos que pretenden realizar fiestas improvisadas o picnics.

En lugar de eso, el puente será ofrecido para eventos privados y la tasa cobrada será para los gastos de mantenimiento, estimado en 3,5 millones de libras al año. Aunque las autoridades de la ciudad ya hayan dado su autorización para el nuevo proyecto, no todos están de acuerdo con la oportunidad de esta nueva obra. Algunos afirman que la conexión entre los dos lados de la ciudad ya son atendidos por los puentes de ahora (Waterloo, Blackfriars y Millenium); otros temen posibles riesgos de especulación o de disturbio del paisaje que existe. Solamente, podemos esperar que tenga razón el alcalde, Boris Johnson, que dice: “ El único propósito de este puente es recrear el alma”.


CRUZAR UN RIO PASEANDO Y EN MEDIO DE LOS ÁRBOLES ES SIN DUDA UNA IDEA ORIGINAL, disfrutar de los jardines que son más o menos colgantes ya es una realidad actual en varias ciudades. Vamos dar una mirada en dos de ellos que tienen algo en común: el Viaduc en Paris y el New York’s High Line. Ambos de ellos exploran, con éxito, la transformación de un ferrocarril que estaba abandonado, ofreciendo a los ciudadanos la oportunidad para realizar una caminata en el centro de la ciudad, pero lejos del tráfico.


LA EXPERIENCIA FRANCESA COMENZÓ EN 1990 cuando el alcalde de París decidió en rehabilitar el viaducto de la línea de ferrocarril abandonado desde la Plaza de la Bastilla hasta Bois de Vincennes. La estructura, compuesta de grandes bóvedas de piedra y ladrillo, fue convertida por el arquitecto Patrick Berger, quien recuperó los volúmenes presentes bajo los arcos, cerrados por paredes de vidrio, abrió espacio para los talleres de 50 artesanos. La parte superior, donde se encontraba localizado el ferrocarril, se convirtió en un ‘Promenade Plantée’ con 4,7 km de longitud. La pasarela peatonal, llamada también de Coulée verte, ofrece diferentes tipos de jardines que se extienden a lo largo de una superficie de 3,7 hectáreas.

Desde el punto de vista botánico, es interesante notar que, en varios puntos de la pasarela, crecieron espontáneamente plantas nacidas durante el período de abandono del viaducto. Por ese motivo, el recorrido resulta ser muy interesante para los turistas y lugareños, así como también para los estudiosos.


HIGH LINE DE NUEVA YORK es un parque que fue construido en 2009 con base a un proyecto de estudio del proyectista Diller Scofidio + Renfro. Con 2,3 km, el parque está situado en el local de la línea ferrocarril elevada que en 1930 transportaba mercancías en el West Side de Manhattan. De propiedad de la ciudad de Nueva York, el parque nació y fue administrado gracias a los intereses de una asociación de residentes locales, Friends of the High Line, que al final de los años de 1990 se opuso a la demolición de la vieja estructura ferroviaria y trabajó para su recuperación, transformándola en una pasarela verde. La ruta lineal que se desdobla entre los edificios, cerca de 10 metros sobre el suelo, proporciona una vista particular de parte de la ciudad y así como la “Promenade Plantée”, ha mantenido centenas de plantas espontáneas que prosperaron allá en los microclimas soleado, lluvioso, húmedo y seco a lo largo de la antigua margen de la carretera. Seis años después de su abertura oficial, High Line se ha convertido en una de las áreas más buscadas de la ciudad: las previsiones iniciales de 400 mil visitantes al año ha sido largamente superadas, llegando a una afluencia de más de 5 millones de personas.


LAS PROPUESTAS DE LOS URBANISTAS PARA AUMENTAR LA PROPORCIÓN DE VERDE EN LA CIUDAD a menudo han pasado inadvertidas, tanto así que hoy, rodeados por cemento, miramos para las intervenciones a favor de la vegetación como algo raro y precioso. Entre las batallas libradas en la segunda mitad del siglo pasado, para la conquista de una arquitectura en armonía con la naturaleza, podemos mencionar que el artista austríaco Friedensreich Hundertwasser, que en los edificios de marcado por formas suaves y colores vivos que él diseña, experimenta una estrecha integración entre el edificio y la vegetación natural. En aquel mismo año, el arquitecto argentino Emilio Ambasz tiene reconocimiento y prestigiosas comisiones al plantear la cuestión de tener el verde natural prevaleciendo sobre el gris de la ciudad. Entre sus creaciones más premiadas, el Palacio de la Alcaldía en la ciudad japonesa de Fukuoka, una prodigiosa pirámide completamente cubierta por jardines exuberantes.


PERO, SIEMPRE A LAS PERSONAS LES “APETECE” TENER JARDINES y la escasez de espacios disponibles han sugerido a los administradores de la ciudad de Chicago, en 2001, construir un jardín en la azotea de la Cámara Municipal con 6,000 metros cuadrados, con 20,000 plantas de 150 especies diferentes. Además de ofrecer momentos de diversión a sus visitantes, la obra original utiliza agua de la lluvia para sus necesidades de riego y al mismo tiempo, debido a sus propiedades aislantes, mantiene el edificio fresco. Cuando los espacios horizontales no son suficientes, como en el caso de algunos edificios del Museo de Quai Branly en París, gracias al proyecto de Patrick Blanc, el jardín se convierte en un verde muro de escalada externa.


TODOS ESOS EJEMPLOS INDICAN QUE EL VERDE Y EL MEDIO AMBIENTE SON PRECIOSOS. No es casualidad que, en la construcción de sus nuevas instalaciones, las empresas más prestigiosas usan las plantas y jardines como elementos de declaración de su propio poder y prestigio. Un ejemplo para todos: la nueva sede de Apple de 5 billones de dólares que su estudio está siendo proyectado por Norman Foster en Cupertino, California. Una estructura en forma de anillo que mide más de una milla de diámetro, una área de superficie de más de 700,000 m2 dedicada a los pastajes y al refugio natural, donde serán plantadas 6,000 árboles pertenecientes a 300 especies diferentes. Un magnífico paisaje para los 12,000 empleados, mientras que el público-verde de envidia - solamente puede admirarla de lejos, del otro lado de la valla.


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