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Alimentación

Para la mayor parte de las personas, el alimento constituye la cuestión principal de su vida diaria. A través de las actividades diarias se desempeñan para conseguir eso, ellos expresan su capacidad de relacionarse con el medio ambiente y con sus semejantes, su modo de dar sentido a su existencia y un espejo de su cultura.

Nico Zardo


Juntamente con el aire y el agua, la comida es el elemento que más marco la civilización humana. Leer su historia revela resultados de una actividad de miles de años por la cual las plantas y las especies de animales fueron gradualmente domesticadas y los hábitos alimentarios fueron unificados por una escala mundial. La evolución era sostenible mientras las relaciones y las proporciones de tamaño entre las ciudades y el pueblo mantenían un equilibrio aceptable a través de un diálogo que respetaba y compartía la estacionalidad, calidad de producción y consumo de los alimentos, con base en las tradiciones culturales que aseguran la calidad del propio alimento.

Las formas y los períodos con los cuales los recursos naturales del planeta han sido explotados en las décadas pasadas han puesto en peligro seriamente la posibilidad de regeneración de las necesidades ambientales de las cuales el bienestar de sus habitantes depende. La globalización de los sistemas de producción y las tendencias demográficas para 2050 prevén la presencia de 9 mil millones de personas en nuestro planeta eso imponen reflexiones serias sobre la necesidad de reconsiderar la sostenibilidad de todos los aspectos que involucran con relación entre los hombres/los alimentos y el medio ambiente.


SEGÚN BARILLA DE CENTER FOR FOOD & NUTRITION (BCFN), durante varios años se ha comprometido con el combate a esa cuestión de modo orgánico, elaboró en colaboración con especialistas internacionales de diferentes disciplinas un plan llamado Protocolo de Milán (Milan Protocol) que con motivo de la EXPO 2015, propone pautas posibles a las instituciones, empresas y a la sociedad civil en conjunto a fin de confrontar ese desafío. “Es absurdo”, escribe Guido Barilla, Presidente de BCFN, presentando el Protocolo de Milán, “que actualmente hay alimento en abundancia para todos, pero centenas de millones siguen sufriendo de hambre; mientras la basura, el consumo excesivo de alimentos y el uso de tierras para finalidades diferentes de alimentos son considerados prácticas normales. El alimento a menudo es reducido a un mero bien tangible. Esto ha perdido su valor y se ha convertido hasta mismo en un objeto de especulación financiera.”

Esta declaración resume los tres principales objetivos del Protocolo de Milán: promueve estilos de vida saludables y combate la obesidad; promueve una agricultura sostenible; y disminuye la basura de alimentos. Estos son problemas que afectan a todos: solamente, podrán ser solucionados de forma satisfactoria si cada ciudadano, empresa y órgano gubernamental sean sensibilizados a través de una campaña de informaciones detalladas apuntadas a la opción de conciencia sobre el asunto y ser responsables por esa cuestión.


LOS RECURSOS AMBIENTALES QUE ACTUALMENTE CONSUMIMOS SON MAYORES QUE NUESTRO PLANETA PUEDE REGENERAR. Para seguir llevando nuestra vida corriente hoy, necesitaríamos de 1,5 planetas como la Tierra. Y dentro de esa relación paradoxal, los valores relacionados las basuras de alimentos seria asustador: a cada año, 1,3 mil millones de toneladas de alimentos terminan como basura. Eso representa un tercio de los alimentos producidos en el mundo y cuatro veces la cantidad suficiente para dar comer a 868 millones de personas que sufren de hambre en la Tierra. Una dieta más consciente amparada con las reales necesidades permitiría disminuir la incidencia de enfermedades relacionada a los alimentos. Dice Jonathan Bloom, periodista y autor de American Wasteland, “… la única manera real de acabar con la basura de alimentos es de enseñar a los niños que desperdiciar alimento es inaceptable. Eso puede ser realizado por la intervención y acción en el nivel escolar. Como gratificación, los niños llevarían ese mensaje para casa, corrigiendo el comportamiento de los padres.”


LA AMPLIA DIFUSIÓN DEL HAMBRE Y DESNUTRICIÓN, son previsiones de aumento demográfico y la necesidad de adaptarse a los nuevos cambios de clima en la producción agrícola sostenible debería ser remodelada con base a las necesidades reales. Como un tercio de la producción agrícola mundial es usado para la alimentación animal y otra parte significativa para producir biocombustibles, es difícil de entender de cómo se podría alimentar a una población global que crece cada vez más. Si consideramos que - como fue citado en el comienzo del Protocolo de Milán, “De 7 mil millones de personas en el planeta, 1 mil millón no tiene acceso al agua potable, que causa la muerte de 4.000 niños al día. En contraste, 15.000 litros de agua son necesarios para la producción de un kilo de carne de buey”, eso nos hace entender la urgente necesidad de encontrar alternativas sostenibles. El alimento es un derecho que las instituciones deben garantizar: es inadmisible que la especulación financiera favorezca “la volatilidad del mercado y el aumento de los precios de los alimentos determine la posibilidad de acceso al alimento”.


LOS MICRO DATOS ELABORADOS POR LA CARGA GLOBAL DE ENFERMEDAD (2012) PARA LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS) indican que un tercio de la población mundial tiene problemas relacionados con la nutrición y que 868 millones de personas están en estado de desnutrición, hay más de 1,5 mil millones de personas obesas con sobrepesos y que 36 millones de muertes al año ocurre por la falta de alimentos, 29 millones de muertes son registrados atribuidos a una alimentación excesiva. A pesar de eso hecho la expectativa de vida de 1970 hasta 2010 ha aumentado de 61,2 años para 73,3 años para las mujeres y de 56,4 para 67,5 para los hombres, la calidad de ese tiempo adicional no es buena, porque viene acompañado de enfermedades crónicas que generalmente, duran años y están muy relacionadas a los hábitos alimenticios.


ENTRE LOS PRINCIPALES FACTORES DE RIESGO A LA SALUD relacionados con los hábitos alimenticios y de comportamientos inapropiados, encontramos a la hipertensión, el consumo de vitamina reducido, la hiperglucemia, exceso de sal, hipercolesterolemia, una dieta pobre de pescado y cereales integrales y falta de actividad física. El consumo de calorías debe ser proporcionada a las necesidades reales, disminuyendo el consumo de grasas, alimentos fritos y dulces. Los remedios recomendados por los especialistas para evitar las principales condiciones crónicas y el envejecido es el consumo de muchas frutas y vegetales, pescado (2-3 veces a la semana), uso de condimentos de origen vegetal en lugar de origen animal y de carbohidratos complejos. La actividad física regular es recomendada (30 minutos al día), no fumar y evitar el consumo excesivo de alcohol. El modelo que más respeta los criterios de una buena dieta es la dieta mediterránea, porque además de consistir los alimentos como frutas y vegetales, que contienen nutrientes equilibrados, su cadena de suplemento tiene un impacto menor en el medio ambiente.


HÁBITOS ALIMENTICIOS QUE HACEN PARTE DE ESTILOS DE VIDA ARRAIGADOS QUE PUEDEN SER DIFÍCILES DE MODIFICAR. Generalmente, la obesidad es vista como una cuestión de estética en lugar de un problema de salud, más bien es un problema personal que un problema social. Realmente, las condiciones de exceso de peso causan un gran problema de desorden de disturbios que incluyen enfermedades metabólicas, como diabetes, problemas cardiovasculares como AVC o ataques cardíacos, enfermedades respiratorias, problemas relacionados a las articulaciones, predisposición para el desarrollo de enfermedades en el sistema digestivo y trastornos de humor (por ejemplo; depresión). Las estadísticas presentan una imagen cuantitativamente preocupante de la realidad. Según la OECD (Organización para Cooperación Económica y Desarrollo), en los 30 años pasados, la cantidad de personas pesadas duplicó.

En Italia, personas obesas o de sobrepesos suman el 45% de la población adulta, En Gran Bretaña 61,5% y en Alemania 52,4%. Los Estados Unidos es un país que representa un caso emblemático de esta transformación, sólo un americano de tres está dentro del peso normal; los otros presentan no mínimo un problema relacionado al sobrepeso. La cantidad total de personas obesas es de 78 millones. Los gobiernos de todo el mundo están comenzando a preocuparse sobre los impactos socio-económicos de esas tendencias.


OFRECIENDO SOLUCIONES. En un estudio presentada en 2009 y actualmente pasando por actualizaciones en sus aspectos científicos y estadísticos. BCFN ha elaborado un modelo, la Doble Pirámide Alimenticia-Ambiental (Double Food-Environmental Pyramid), que compara el aspecto nutricional de los alimentos con su impacto ambiental. Lo que surge de la posición de los alimentos en el gráfico (presentado en estas páginas) es la posibilidad de hacer coincidir dos importantes objetivos primordiales en un solo modelo: la salud de las personas y la protección de los recursos del planeta. Es evidente que los alimentos recomendados a ser consumidos también deben, de modo general, los que exigen menos recursos para su producción y viceversa.

El alimento sostenible no necesariamente implica gastar más, pero sin duda exige una mayor atención en términos de tiempo dedicado a escoger los alimentos, prefiriendo aquellos con un alto valor nutricional - como pastas y productos a base de cereales, leguminosas, frutas frescas y secas - y relativamente baratos. Particularmente, la carne blanca, lacticinios con bajo contenido de grasa y los huevos representan una fuente más barata de proteína animal.


PARA ATENDER LAS NECESIDADES ALIMENTICIAS Y NUTRICIONALES DE MODO MÁS RICO Y URBANIZADO y con un crecimiento demográfico, los sistemas alimenticios deben pasar por transformaciones radicales en dirección a una mayor eficiencia de uso de los recursos y un consumo de alimento más equilibrado y justo. Según la FAO, dietas sostenibles pueden reducir el consumo de agua y disminuir las emisiones de CO2, promover la biodiversidad de alimentación y de alimentos tradicionales y local nutricional ricos. Para encorajar a las dietas sostenibles, la FAO defiende que es necesario implicar a la sociedad civil y a las empresas en las áreas de agricultura, nutrición, medio ambiente, educación, cultura y comercio.



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