Alberto Magri es un artista toscano que interpretó a través de la pintura, los cambios que se produjeron en el comienzo del siglo XX. Una investigación con trazos independientes y personales, que comenzó con el redescubrimiento de las raíces culturales toscanas y que se movió en sentido de la intuición sobre el posible futuro de la humanidad y del mundo.
Franca Severini
Nacido en Fauglia (Pisa) en 1880, que pasó la mayor parte de su vida en Barga, una de las más bellas aldeas de Italia, a pocos kilómetros de la muralla de Lucca. Barga está ubicada en un valle, en las márgenes del río Serchio, donde el famoso poeta Giovanni Pascoli, su amigo y contemporáneo, definió aquel lugar como “el valle de lo bello y bueno.”
Después de los estudios académicos regulares, vivió en Paris en dos momentos, en 1902 y en 1903, donde conoció varios artistas vinculados al mundo de las ilustraciones; se instaló más tarde en Barga, local donde trabajo en el Monte dei Paschi di Siena hasta1939, año de su muerte.
ALBERTO MAGRI, ES EL PINTOR DE LAS TRADICIONES, de una reformulación y sobretodo, del estudio artístico clásico. En su interpretación artística está naturalmente el confronto de todo lo que estaba pasando en la vibrante Paris, ciudad que visitó en el comienzo del siglo, con la negación del realismo descriptivo e ilustrativo de los últimos años del siglo 19, el Impresionismo, hasta los pos Macchiaioli, que dominó es escenario del arte toscano de aquel tiempo.
Su pintura es rica en cultura y esta característica está íntimamente relacionada a la vida y para la figuración de su tiempo: el arte de Magri es como una reconquista gradual de los valores tradicionales a través de la reapropiación de sus técnicas y del lenguaje pictórico.
Resaltando la individualidad artística de Magri y refiriéndose una vez más de la situación de Francia, sin duda alguna, él no es considerado como un pintor “neo-primitivo”, aparte de eso porque no tiene ninguna relación con el primitivismo de los “ingenuos”, que tiene como fundador a Henry Rousseau.Alberto Magri en lugar de eso, presenta como su marca, la técnica pictórica y el pincel de los pintores toscanos del siglo 13 como ápice de la sustancia artística que, en aquella época, nadie lo reconocía o ponía en práctica.
Él se propuso a encontrar los medios que lo permitiesen a traer de nuevo el esplendor de materiales, alcanzando un extremo excepcional, ya pretendido en 1908, cuando él experimento un fondo de oro con emblema de los Maestros del arte toscano.
La redescubierta de los orígenes del artista siempre lo distinguirá. Él consistentemente pintó en tarjetas preparadas con yeso y cal con color de tempera en polvo y pincelado con un fino vidriado, obteniendo efectos de pureza cristalina. Todo eso llevó al artista reinventar totalmente los temas y la forma de la pintura de aquella época. Los temas de las pinturas de Alberto Magri fueron los que la vida le ofreció: la vista del valle de Serchio, la luz siempre diferente que rompe y rodea la ciudad de Barga y hasta mismo su propia vida que, en muchas representaciones encarna la inquietud del hombre de aquella época.
ALBERTO MAGRI ELIGIÓ LA FIGURA del “narrador de historias”, personaje altamente autobiográfico, que representa bien la universalidad de la condición humana de aquella época y, porque no, también del hombre del futuro: casi una previsión de la complejidad del espíritu humano lleno de sombras y luces en opuesto con la realidad. El narrador de historias de Alberto Magri es un icono crudo e irreal, al mismo tiempo que, a través de una fuerte simplificación formal sobre la tela de pinturas que expresan una reverencia general de ser un hombre, que comunica la alegría intensa y total.
PODEMOS DIVIDIR EL ARTE DE ALBERTO MAGRI EN DOS PERÍODOS IMPORTANTES según las temáticas; el primer período comprende de los famosos políticos: “Vita Campestre”, “Barga”, “Casa Colonica”, “Vendemmia” y “Il bucato”. Estas grandes telas, extraordinarias por la elección de colores y atmósferas que describen, fueron expuestas en Liceo de Florencia en 1914 y representan momentos de una vida que retorna a las raíces de su ser.Más tarde fueron presentadas las pinturas de reflexión, de la moralidad reducida para la emoción más genuina con “Casa in ordine” y “Casa in disordine”, un díptico que, más tarde, fue dividido por el propio pintor en piezas individuales y mostradas en Milán en “Famiglia Artistica”, en 1916, juntamente con sus polípticos.
En aquella época, Magri fue calurosamente recibido por un artista aclamado, Umberto Boccioni, maestro del arte del Futurismo que escribió sobre él en “ Avvenimenti “, en mayo de 1916. Mismo, reconociendo que ellos se encontraban en lados opuestos, formalmente hablando, él lo reconoció como extremadamente culto por la manera, de su gusto y estilo de una era revolucionario y sabio, es decir, de la edad media. Su estilo, que los historiadores denominan “primitivo”, elevándolo rápidamente para la multitud de los “tradicionalistas” y “conservadores”, pero también arriba de ellos. Para Boccioni, Magri posee un arte anti- fotográfico y anti-académico, que nos lleva de vuelta a los elementos primordiales haciendo olvidar el elaborado virtuosismo de la complicada pintura de todos los días.
ENTRE 1915 Y 1916, ALBERTO MAGRI VIVIÓ EN EL NORTE DE ITALIA Y PINTÓ “PIAZZA DEL DUOMO A MILANO”, un escenario estático de la ciudad, un “panorama esquelético”; siguiendo un retorno autobiográfico con la obra “Piazza della stazione di Torino”, lugar donde él presentó la figura del narrador de historias y también su extraordinario “Molo di Viareggio”, además del “Farmacista”, donde cristalizó su figura icónica en Barga. Esas telas se encuentran hoy en Galleria Civica d’Arte Moderna e Contemporanea di Torino, en la ciudad italiana de Turín.
Las otras telas que fijan el arte de Alberto Magri en el panteón de los artistas son “Contadina”, de 1912; “Le Alpi Apuane da Barga”, de 1913; “Il buon padre”, de 1914; “La buona madre”, de 1914; “Lo studio”, de 1914; “Non voglio più studiare”, de 1914; “Il cantastorie”, de 1915; “Loggia del mercato”, de 1915, “Via del Pretorio”, de 1916; “Crepuscolo estivo”, de 1918; “Ritratto di Giuseppina Colognori”, 1920; “ Autoritratto”, de 1920 - todas las obras actualmente en acervo de particulares -; además de sus obras “Piazza serale”, del año de 1933, la “Galleria Civica d’Arte Moderno y Contemporáneo”, de la ciudad de Turín, “Caffè del Paolo”, de 1936, también en colección particular, así como la “Fonte di Castelvecchio” de 1936.
ALBERTO MAGRI ES UN ARTISTA MILITANTE, en el sentido de ser un hombre libre de esquemas formales, que ambicionó una sociedad que no demandase o impusiese nada, ni mismo en el arte. Su espíritu independiente impuso respeto y atención. Sus compatriotas renombrados fueron el pintor y escritor Lorenzo Viani, su amigo y los pintores Moses Levy, Spartaco Carlini y Antonio Antony de Witt, todos artistas, escritores e intelectuales. Además de ellos, el pintor Plinio Nomellini, el poeta Giuseppe Ungaretti, los intelectuales y políticos Alceste De Ambris y Ceccardo Roccatagliata Ceccardi, donde cada uno de ellos se buscaba a su manera, por una chance de esculpirse en un rincón del mundo en donde vive su propia idea de vida. Alberto Magri es un artista que va en contra del flujo, actual, hoy más que nunca, que no quería demostrar nada, no buscaba consensos ni contrastes, pero, solo se siguió a sí mismo, que por sí solo, ya era una realización. *