¿Cuántas caras puede asumir el papel, o viceversa, cuántas abstracciones pueden materializarse? Flaminia Mantegazza, una artista carioca no excluye cualquiera de esos dos caminos, y siempre equipada de papel periódico o de páginas de revistas, crea sus propios mundos personales. Pequeños pedazos de hojas multicolores son unidos para poder elaborar los estados interiores o los sueños, a través de los contrastes de colores y volúmenes.
A partir del uso de éste soporte, sus telas se transforman en un montaje de material auténtico: aplicadas y montadas, las minúsculas partes emergen de la superficie, aflojando los límites entre la imagen bidimensional y la imagen plástica, indecisas entre la pintura y la escultura. “Curiosas uniones de fragmentos,” describe Maurizio Vanni, crítico de arte. “elementos contaminados, disonancias armónicas, oxímoros ópticos, ladrillos de un mosaico universal, eternamente se van desarrollando: esas son las sensaciones que cualquier persona puede encontrar en su experiencia laboral”.
A pesar de esta técnica particular, Flaminia Mantegazza embarca en una búsqueda por la esencia de esa verdad que no puede aparecer a simple vista y sondear las profundidades del universo de la abstracción, pueden realizar los sueños tangibles. “La comparación con sueños,” explica Vanni, “corresponde la libertad lúcida de la expresión de una persona que - por la creatividad no es necesariamente controlada - desea quebrar los moldes, ir más allá de las convenciones, interceptando la esencia de una imagen o la extrema síntesis de una forma.” Una libertad absoluta que lleva en contacto directo con su parte más instintiva, menos investigada, con aquella parte más profunda del subconsciente, a fin de revelar su secreto más íntimo. “Los sueños de papel de la artista brasileña,” concluye Vanni, “son notas visuales verdaderamente inesperadas y no anticipadas, que adquieren la consistencia, primero en la mente y luego en las manos de una persona que decidió seguir sus propios sueños diurnos, sus visiones conscientes que - aunque contemplados por Freud - revelan mucho sobre la artista y sobre las emociones que presiden su trabajo artístico”.
Michela Cicchinè